viernes

1930

agosto se ha ejercido contra ella
ezra pound

-I-

envuelta en un abrigo negro de azafata de lot y ajustadas botas negras
se parecía a luisa gustávovna
cuando se perdía en las tabernas de los estibadores y los museos
con rainer osipovich blanco de tez
como una niña
mientras buscaban en todas partes el verdadero rostro de rusia
todavía no era el tiempo de viena
no se puede hurgar tan hondo
dijo
después del extraño mes de las callejas que arbat lanzaba como dardos
contra el sigilo de esos pasos/ la ciudad
los acogía
los rodeaba de espejos/
les devolvía el brillo de la inocente mirada del deslumbramiento
no podían ver
la catedral desfigurada por el polvo/ la arena/ el calor africano
la árida tristeza
no podían ver otra cosa que lo que buscaban:
el paseo con el viejo en yásnaia poliana
las semanas en kiev
el ferrocarril
el viaje en barco por el volga
después el ruego
del previsiblemente abandonado
-todo lo pienso sólo con esta apostilla:
si vuelves

-II-

pero es día de viaje inaugural y ya han pasado treinta años
agoniza
la belleza de luisa gustávovna en viena
la azafata de lot tiene sus mismos treinta años de entonces
descubre de nuevo
en las callejas de arbat
lo que ya sabían los místicos alejandrinos:
el tenue verdehierba de las orillas lo entierra todo menos el ansia
por la mujer de lot
las ajustadas botas negras
y el hondo rocío del vagón cama en los campos de járkov
nada la ciudad al final del verano en el sudor del agosto de la búsqueda
desfigurada
por los espejos y el deslumbramiento
que protegen a moscú de las miradas extranjeras


(Primer vuelo de Lot, las aerolíneas polacas. En Moscú, ella recorre las mismas calles que Rilke y Lou-Andreas Salomé cuando se buscaban en Rusia treinta años atrás)

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1929

-I-

es el celo del bordeaux la curva del tejido de punto que protege a la mirada del aguijón de la piel que no puede verse -el reflejo del sol en las nieves de noruega no resultatan peligroso como la tersura del torso en la eludida curvatura del tejido- bastaría apartar con la suavidad de un dedo el celo pendiente del bordeaux despejar la niebla del tejido pasar las líneas de la mano por el escenario ritual del cuerpo en una quiromancia que no devela porque ya no hay nada
que deba decirse del futuro

juraría que no importan la desgracia ni la máscara sino el camino que trepa la mirada
cuando aparta el velo
y te deshace

-II-

es el celo del bordeaux lo que te protege de la retratista de moda
de la aristocracia de entreguerras inocente como el nácar de lo oscuro que se avecinaba un martes
el final de fiesta esperaba
discretamente
en el vapor del baño de lánguidas mujeres
apenas sacudido por el golpe sedoso de los cráneos
de los intrépidos acróbatas que se lanzaban sin alas ni redes contra el pavimento de wall street

(Tamara de Lempicka pinta Mujeres bañándose. Wall Street vive su “martes negro”)

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1928

el ojo alineado con el corazón del rifle
la bala solitaria
el frío en los dedos del aprendiz
como un mantra la voz del viejo cazador revela todo
lo que tiene para enseñar el estampido
de un disparo
el lobo
que cae
atravesado por el metal caliente
el ojo duele
de tan abierto
la bala se relame contenida en la carne que todavía tiembla
sangra en la nieve el estampido
del primer disparo
acompaña
como un mantra
-la voz del abuelo-
al frío de los dedos de vasha

toda bala solitaria busca el temblor último de la carne desangrada

(Vassili Zaitsev, Vasha, pastor de los Urales, caza su primer lobo. Catorce años más tarde, como tirador de élite, será uno de los símbolos de la resistencia en Stalingrado)

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1927

después de la jornada
se encienden las luces en el callejón que da sobre la vieja torre
poco pueden hacer contra la oscuridad insular de enero
hay que apretarse entonces
junto al brasero y al enrejado de hierro en que se asan los pulpos
vivos retratos de los dracmas de plata de eritrea
pero es otra isla esta isla
y parece no quedar nada
de la vieja gloria de las temibles armadas de antaño
el recuerdo del desastre de esmirna obliga al silencio más que al reproche
hombres de mar
que estaban destinados a heredar la gloria de las piraterías sarónicas
-almirantazgos
forjados en la piadosa crueldad de los mayores-
no serán ellos la juventud gloriosa que rescate para la hélade
las perdidas llanuras del asia menor
no será suya la espada
por la que volverán a tañir las campanas de bronce de hagia sofía

el recién llegado respeta el aire fúnebre que parasita el rito de esa copa
callado rumia su parte
que nadie le ha pedido

desde lo más alto de la isla de égina
eterna en la ceñida belleza con la que emergió de las aguas
afaia filtra el plenilunio y los consuela

(Kazantzakis vive un año en la isla de Egina, mientras el país todavía expía las culpas de Esmirna)

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1926

boris, nunca iremos a ver a rilke
marina tsvietáieva


-I-

no es en absoluto un marinero pero se deshace en palabras
en las cartas del verano del veintiséis
con arcos quejumbrosos en la sangre abstinente le habla
de las cien cegadoras fotografías
que se difuminan en las extensiones ilimitadas del azul de blok
del puente en que el amanecer partía
la copa desbordada
su pasada fe en el encanto
árida
en las dos orillas/ la tristeza
navega las páginas en blanco de la libreta de tapas de cuero
la ansiada caligrafía de la que languidece entre los expatriados
la pulsión disciplinada
en la supuesta cercanía de la correspondencia:
-esta noche la pasaré contigo/ hoy he comenzado cinco cartas para ti/

-II-

del otro lado ella construye su propio vacío:
-no me opongo/ no respondo/ no tengo nada que ofrecerle:
todo ha sido tomado

le escribe
con la condescendencia de los caracteres cirílicos
lo absuelve de su sed de francia
y de otros lugares inexistentes
oculta su foto con el brazo
para no mirarlo tan de cerca
ruega
por un puñado de brisa del moscova

después llama al silencio por su nombre

(Marina Tsvietaieva y Boris Pasternak se inundan de cartas)

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1925

rodeado por la almidonada pulcritud del ceremonial
el banquete
los fotógrafos
la cercanía del puerto
cercado
por esas maneras que se articulan
no hay manera
de salir del círculo

pero una desconocida entra en juego
se separa
no interviene
utiliza el código

se apoya al instinto
evoca
por debajo
el argumento físico:
acústica pura
la imagen
al oído

la cortesía es importante
ninguna palabra corresponde exactamente a lo privado
tangible detalle la infinidad de movimientos musculares
del rostro
en un nuevo orden
se muestra
nosotros la llamaremos lo que no existe pero ocurre


(Einstein visita Montevideo. Una aparición, tal vez apócrifa, lo rescata del tedio ceremonial)

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1924

las afiladas navajas de toledo
guardan el hilo de sangre de la imprudente
así como yo tengo entre los dedos la tibia seda de la piel de la esgrimista

un puñal de silicio quiebra la tela acerada de la historia
que te aleja de mí en los abismados días
y me trae en el corte un hilo lejano de la más deseada

lo que importa es el tiempo
la velocidad
y la distancia
catorce metros si es florete
dieciocho
para espada y sable

el guante de piel
cubre la mano hasta la mitad del antebrazo
una chaqueta blanca que no impida
la elasticidad del cuerpo/ y la máscara
forrada en cuero
por dentro

(no sabe que siempre hay una estocada que desborda la finta/
sobre todo si es su mirada la que pide
por favor el puñal hundido
hasta la misma empuñadura del grito)


(La esgrima femenina, en modalidad florete, es por primera vez deporte olímpico)

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1923

aparta
la pregunta extravagante/ la ciudad
sin puerto
los tranvías y tabernas
que frecuenta/ hermosa
bolchevique
en el vestíbulo elegante
rojo intenso
el escarlata probable de su rojo
lugar de nacimiento
su rojo
en la tumba íntima
rojo agazapado es el rastro que deja en la azotea


se reclina y muestra delicados manjares


(Edward Weston fotografía a Tina Modotti, para que yo la mire)

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1922

en esta ciudad todos tienen el rostro del viejo poeta

el muchacho que vimos en la torre de la pólvora
el hombre que trepa por la calle agneska
buscando el puente del teatro nacional
el profesor del tren
volviendo a la ciudad un domingo a las siete de la tarde

el viejo poeta perseguido por los nazis
y perseguido después por los vencedores de los nazis
el viejo poeta que descubrió el temor en saigón mil nueve seis ocho
y no estaba
en el bando equivocado

el viejo poeta de la letra pequeña en las cartas que guardan
las cajas rotuladas del archivo literario
dicen
que en dos años el estado no se hará cargo de ellas
¿qué será entonces
de las palabras destinadas a boshena y que ahora leo?
¿qué será de sus letras más pequeñas que no logro comprender de tan
apretadas entre la birome y el papel?

en esta ciudad todos tienen
el rostro del viejo
poeta nacido y muertoen otra parte

(Jan Skácel nace en Moravia)

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1921

¿hay tinieblas donde ella está?
franz kafka

la doble cinta de metal que recorren los tranvías lo aleja
de la tienda de encajes del palacio kinsky / parece empujarlo
con los ojos vendados
por el húmedo sendero de la selva de misiones
es la fiebre que le muestra el cerco imantado del imán rojizo de la fábula
al otro lado del sueño
el enajenado prisionero lo provoca y llama
con el perfil de su rostro lo perfila
limando los barrotes
borrando el margen
quiere llamarlo a engaño
trocar de sitio
calzar
el traje atormentado del pequeño alemán de praga
dejarle a cambio la deriva de la locura y la mordedura de todas las serpientes
para que ya no vuelva

si pudiera ocupar su lugar
no ambiciona la casa del lucio de oro
ni el tranquilo empleo en la assecurazzione nazionale
sólo quiere una chance
para tomarla por una vez del talle
poner el cuerpo en juego
cobrarse la sangre
dejar de fingir que todo es un inocente intercambio de estampillas

borracho de aguardiente barato
echa el aliento en el espejo picado de la cantina del aserradero
escribe
con un dedo:

verdadero riesgo de una imagen el reflejo

(Kafka empieza su correspondencia con Mílena Jesenka. Quiroga publica Anaconda. Ambos se cruzan en territorio desconocido. Quiroga quiere quedarse con Mílena. Kafka teme lo peor, y regresa a casa)

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1920



ya expira el muerto que erraba fingiendo estar entre los vivos
la espada del campo de los mirlos le atravesó la garganta
después de cinco siglos y medio
como estaba escrito
se derrite el puño de hierro
y de la sublime puerta no quedan sino las viejas cuentas
que habrán de saldarse al otro lado

en el pleito de los muertos/
es larga la fila de quienes allí lo esperan
empieza
con los beocios y los búlgaros
cegados después de la batalla
y vendidos en erzurum
para placer de las cortes
o el arado
sigue con el puñal sagrado
de constantino paleólogo
caído un martes
al pie de sus murallas
y termina en el sonido de la bala última
en la espalda del haiduco

pero todo será saldado ahora
que el viejo puño fue alcanzado
por la espada del campo de los mirlos
después de cinco siglos y medio
como estaba escrito

(Se extingue el Imperio Otomano, para alivio de los pueblos balcánicos que supieron combatirlo por más de cinco siglos)

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1919

un eclipse no es más que un medio
para las conjeturas
de una larga serie de siglos
la realidad un organismo
insuficiente

una mirada se conserva menos
que las otras
evoca por sí sola
escapa
no vacila
se refleja de modo diferente

el movimiento se fija
también
en un punto
y olvida


(Un eclipse permite confirmar uno de los postulados de la Relatividad )

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1918

en los túmulos de los libros/
donde el verso está enterrado/
cuando encuentren por azar los trozos de hierro
de un verso/ mío, ustedes/
con estima callada/ tóquenlo/
como una vieja/ pero temible arma

(vladimir maiakovski)

tenía entre sus manos el mismo asombro
la misma fe en el progreso
que cuando era el pequeño vladimirovich y se asomaba
de la mano de su padre
a la primera vez de la electricidad
en el pueblo iluminado que llevaría su nombre

-basta de fe en el alma
¡electricidad!
¡vapor!-

tenía
el perfil poderoso de la vanguardia
el pecho esperando la bala desafiante
(Vladimir Maiakovski publica su Oda a la Revolución)

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1917



el látigo feroz de tu mirada
acaricia
el mapa cambiante de los héroes
tus palabras
rompen los cristales como puños

puñal en el estómago el espectro
se hunde y abre
de un tajo el siglo

ya es la horade los soviets

(Octubre)

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1916

entre dos amores crucificados
van su instante
su hora
su siglo
su culto desmedido a napoleón
su rusia blanca

acaricia la cabeza del muchacho de varsovia
después de los largos paseos por el neva
espera
en el oficio del insomnio
el vagón del tren que la llevará a crimea
los seis dramas en verso
los indicios de la nudez que mejor viste
la experimentación de una actriz de provincia
despiadada
en el placer del texto

como aquella otra herida de los incoloros ojos del diablo
-dogo azulado en los años de la infancia-
sonieshka lastima
el borde que muerde
en el dormitorio de antes del exilio

(Marina Tsvietaieva escribe sus poemas a Mandelstam)

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1915


donde está entonces el túmulo del que había nacido en lisboa nada más
que para morir
veintiséis años más tarde
espectro
antes de muerto incluso
vagabundo alumbrado por el alma colonizada
de la plaza del chiado
parasitado por su propia incapacidad de contener tanta mitología
desbordada
se mató con el gas
mostaza
-lenta mordedura de culebra-
entre las alambradas y la podredumbre reptaba esta vez
el áspid de la esfinge

es necesaria la daga
del más encumbrado príncipe de la casa de los átridas
el damasquinado de su hoja
mostrando el cuerpo
desnudo
desgarrado por la dentellada del animal
en las selvas de las caminerías oscuras del muelle sobre el tajo
para mandarlo al otro mundo

pero se necesita más que eso

para matar al espectro
la estocada tiene que tener el frío metálico
de la breve noticia de las carnicerías
empuñarse
con la dudosa tipografía que se lee entre las mesas del café la brasilera
como un signo punzó escrito a cuchillo
en los atardeceres que dan a la calle
como heridas abiertas
en el cristal deshecho del desasosiego

la estremecida doración de la noche lo aísla de la oscura tangente
de la época enfermiza
y lo vuelca
como un néctar
calle abajo

(Mientras el gas mostaza desangra las trincheras de Europa, en la mesa de un café de Lisboa el poeta Fernando Pessoa decide matar a Alberto Caeiro, su heterónimo )

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1914

aunque recién nacida
ya tiene
la barbarie
un cierto eco del fin de los tiempos

en sarajevo espera
tras la pechera de lentejuelas de gavrilo princip
el tejido amanerado de la carnicería
el gas
el barro
el frío
la interpretación controvertida

un eco
cierto
de la sombra de un gato
que se desliza
azul y frágil
expiación imperfecta
de un verso de trakl

(El magnicidio de Sarajevo desata la Gran Guerra. Gavrilo Princip encendió la mecha. Cerca, en Cracovia, se suicida Trakl)

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1913


-I-

retrato sensual de muchacha con vestido ligero podría llamarse lo ocurrido
en san petersburgo si fuera
un cuadro de briullov pero no es más
que una sucia mancha de sangre en medio de la calle y la sien
destrozada
de vsevold kniazev/ una bala
era
al final de cuentas
la rosa negra de blok en la copa de la sala repleta del elegante restorán
al final de cuentas
era
una bala de vsevold kniazev
destrozada la sien
en medio de la calle
una sucia mancha de sangre que no sería más
que un cuadro de briullov
si fuera
un retrato sensual de muchacha con vestido ligero
lo ocurrido
en san petersburgo


-II-

una muerte siempre es una muerte y encierra
su cuota de misterio/ incluso
para el oficial a cargo/
estaba claro
en este caso
la mano el arma la ocasión y el móvil/
recordaba
el oficial a cargo
haber visto cierta vez en el perro que fuma la espalda
desnuda
de olga sudeikina
"como en un cuadro de briullov" hubiera pensado
incluso
de no haber estado de servicio
fue sólo un flash
que lo cegó
mientras volteaba el cuerpo sin vida de vsevold kniazev
poeta y soldado
del regimiento de los husares
fue sólo un flash
el desfigurado rostro "otra muerte
en la que todo comentario está de más"
pensó
incluso
en la espalda desnuda de olga sudeikina
en la que todo comentario está de más
incluso
el desfigurado rostro
pensó
el oficial a cargo


-III-

hay algo de ausente
en la primera noche de olga sudeikina y alexandr blok
después del balazo de vsevold kniazev
un cierto juego de fantasmas y máscaras
una incapacidad de la carne para asirse a sí misma
una vacuidad
un poema sin héroe
una mirada
que no se pierde un solo detalle pero no sirve
no revela
no muestra
se queda ciega
abstraída
muda
pero es sólo uno el instante de la culpa
después de eso
comienzan a delinearse los contornos/ ayudados
por el contraste de la piel de los amantes en las sábanas oscuras
después de eso
lo ocurrido en san petersburgo
-la espalda desnuda
la rosa negra
la bala y la sangre-
podría llamarse
apenas
un caso cerrado

(Vsevold Kniazev, héroe del Poema sin héroe, de Anna Ajmatová, se quita la vida por amor cuando comprende que era de Alexandr Blok la propiedad incuestionable de Olga Sudeikina, a quien pensaba suya)

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1912

no sé si sus costumbres le permiten una discusión
después de las diez de la noche; mi tiempo libre no empieza antes.
si se decide a hacerme el honor de una visita
a hora tan avanzada, me comprometo con agrado
a acompañarla hasta su casa
(carta de freud a lou andreas-salomé)


-I-

áspero animal anida
agazapado
acuartela armas
adamante adamascado acecha a aquella adoratriz
aduanada al alba
(abrazo afilado)


-II-

algodonosa
amaestradamente amanta al animal
amoja
amolla
amolda
al amordazado abrazo amortigua
abrasada
amaestrada abadesa
ángel anfibio
angelical anilla al ansia
antecapilla antepone al antepecho
aleja
ahuyenta
apaga
al antídoto apaga
al antídoto aleja
al antídoto ahuyenta
ahuyenta aquella abstinencia ausente
alquitranada arde
arista armoniosa
arrastrado arrecife
araña
arsenical arrolla
aunque angélica

-III-

alabiado animal
aldabas abre alejandrino
-alabastro audaz-
así actúa:
aletazo
alfiler
alfil
áspero animal
ácaro acaricia
acecha
accede
aceita
abusa abyecto a aquella aliviada abeja abdominal
ácrata acomete
alabastrado animal
alejandrino

(Lou-Andreas Salomé y el Dr. Freud discuten en Viena después de las diez de la noche)

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1911

es domingo en praga cuando la metálica silueta de los pabellones de la
exposición universal reciben a noviembre con el frío esplendor de
bohemia
devoradora de almas una canoa deriva sin remero en el vltava
se ha ido
aunque parezca ser suya esa silueta que rema
más tarde el remero
no estará tampoco en el café de mala strana
ni en la academia de comercio
aunque se esté viendo ahora mismo en esos sitios
el paño oscuro de su traje de abogado litigante
el esferado sombrero
el arrugado escudo de la camisa blanca/
es domingo en praga
y en toda praga no es posible encontrar
al que nunca la había dejado ningún otro domingo

lejos
sentado en la oscuridad de la sala
sediento y quieto como un murciélago
escucha y mira el turquesa del empapado río
espera por ella
no deja
que nadie la toque
parece que también ella está en donde parecen verla
aparenta llevar con gracia los vestidos
el maquillaje de klimt como una máscara que disimula lo ausente
sin embargo
la vidriosa mirada debería delatarla
revelar
que viaja
recostada en su hombro
canoa mecida por el movimiento de los trenes que llevan al norte
mordida en donde más duele
agrietada por el penetrante aire del vltava

(Kafka rema en Praga)

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jueves

1910

herradas anacondas trepanan el desierto en la aridez de la sierra

animales mitológicos
los trenes pasajeros
se aplican
fatalistas
al viejo heroísmo
de las caballerías desahuciadas

el célebre díptico
-tierra y libertad-
escondía
bajo otro nombrela traición velada

(Estalla la Revolución Mexicana)

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1909


la mañana tiene la neutra expresión de las llanuras de normandía
pero se va mojando
en la profanación que hace la memoria

el vértigo
de la noche de la revelación
todavía puede verse en la ventana iluminada

ha estado lloviendo
y lloverá de nuevo

(evocado por describir el efecto que tiene sobre lo evocable
una magdalena
mojada en té/
y por haber luego trazado al detalle
la angustia
que provoca
demorar más de la cuenta un espejo con venecia/ marcel proust
comenzaba una noche de este año a erigir su catedral en normandía/
como si la voz de la gruta de poros hubiera estado esperando
su oído
para volver a dictar sentencia/
catedral en siete tomos que debería darse cada día/ en entregas/
con el periódico de la tarde/ o aparecer
troquelada
en las cajas de cereales/
y algún gobierno/
entre tantos / obligar a dos de cada tres familias a nombrar a sus hijas albertina)

(Marcel Proust comienza a erigir En busca del tiempo perdido)

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1908


la desnudez en mil novecientos ocho es la entreabierta tersura de los labios de danae
el modo en que oculta una de sus manos para dejarse alcanzar
por la lluvia
dorada
del deseo
en la nocturna revelación que vuelve
innecesaria/ la torre de bronce de los argólidas
el ovillado gesto de su cuerpo ya no tiene
la tensa espera de la virgen de rembrandt
ni la fría distancia que le dieron las líneas/ flamencas/ de mabusse/
esta danae de viena ofrece
el tono preciso del instante siguiente al de la última duda
en la develada tela del desvelo
la hija del rey de argos recibe el soplo de la década
entreniebla los ojos y ya no ejerce resistencia

(Gustav Klimt termina de pintar su Danae)

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1907

los franceses en casablanca gorki
en capri hashek en sus años anarquistas la oscura
ceguera de joyce sinclair
lewis en la redacción del minnesota mahler
en nueva york margaretha geertruida en un hotel de paris cerca de rilke
o’neill en princeton madame
gautreau entre los tonos pálidos como sábanas
en que la envolvía singer sargent
es tan vasto el mundo cuando todavía no hay mapa y el presente
es sólo
territorio
pero lo va jibarizando la perspectiva
el nuevo acento de casablanca
el silencio sobre la muerte
de gorki la guerra y hashek los vestidos orientales
de marguerita geertruida deshechos a balazos en francia la copa
de madame equis en manos de los restauradores
del museo de nueva york
rilke
en un estante de princeton cerca de o’neill mahler
en minnesota un libro de pound
o de joyce en la clase turista
cualquier aeropuerto se parece a un año cualquiera del siglo pasado

(un año cualquiera)

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1906

hay un invierno también en el claro invierno de lituania
una pared de piedra la madera de los muebles de gandskow
porcelana
en la vitrina saqueada de los señores de valaquia
no se ha perdido el hábito
de esperar por bonaparte
escribir largas cartas al boulevard sebastopol
leer los signos de un modo equivocado
la costumbre plomiza de las linotipos
en los que sueñan con volver a ser polonia

el tren te lleva
desnuda los campos
para que puedas ver
el báltico adelante
vírgenes polacas
visten los altares
el sacrificio de la sangre no caduca
la dolorosa
carga el manto negro
-tan bordado-
que quitó de los hombros de la hija de la marca
te lleva también la pauta
de la perlada parroquia
en el lacre guardado

¿quién ha escrito tu nombre?

(Languidecen los últimos intentos de que Lituania vuelva a ser Polonia.)

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1905


no hizo otra cosa que mirarla
en la oficina de patentes de berna
y preguntarse
si depende la inercia de un cuerpo de la energía que contiene
dudó de sí mismo
-¿no era el turquesa de su blusa
acaso
el absoluto?-
se contuvo una vez más
gravitando en la obligada gravedad que obligaban las costumbres
de la época
es inútil construir lo exacto
cuando llega el momento -que no importa-
y no es tarde
todavía

(tiene que haber un punto en que esperar que pase la mirada
retenerla un instante
abrir una hendidura y cruzar el intervalo)

(Un funcionario de la oficina de patentes de Berna, Albert Eisntein, publica un artículo que inaugura la Teoría de la Relatividad)

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1904

rostros sepia y cobalto atrapados en la química de plata y de mercurio
hospital de campaña en cerro largo
de pie los heridos
el que morirá ese día
sobre el antebrazo espera
el fogonazo

una foto del campamento de saravia
grabada
en placa de vidrio
la misma tarde en que nacía
-en radzymin- el hijo del rabino

son pocos años veintinueve
¿dónde está el cirujano?
a la hora de la cena

hubiera reconocido el hijo del rabino
la página del libro
los sonidos del viento
el eco ferrumbroso de los sables
el cuerno de oro
la patria polaca siempre perdida en la frontera
-¿masoller o pomerania?-
corona de diamantes en el puño de un zar
o bonaparte

¿hubiera reconocido el hijo del rabino
la página los sonidos el eco el cuerno la patria la corona de diamantes etcétera?


el hijo del rabino no ha vuelto a radzymin
ni a cerro largo
la transmigración de las almas lo acecha
en goray
en lodz
en zakopane

veintinueve años no son tantos

un fogonazo (veneno) de licor de plata
el mercurio volcado
una placa de vidrio
un herido
acodado hasta la muerteuna placenta rota en radzymin

(Revolución de Aparicio Saravia en Uruguay. Nace Isaac B. Singer en Polonia.)

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1903


el espíritu de los muertos observa al corredor de bolsa de parís
sus años en el perú
las diez islas volcánicas al sur del océano pacífico
la delgada hoja de acero encerrada entre palabras para evitar
cortes profundos
en la piel/ observa
detrás de la máscara hecha con un coco vaciado
todo lo que el más reciente entre los muertos tenía
para enseñarle
al efecto de la lluvia después del mediodía en la calle saint honoré

la pulsión que pudo haber sentido años más tarde por el cuerpo
de la hija de joaquín nin y castellano/ recién nacido en la casa del incesto
por el corazón
granate como el que sangra en las manos de una virgen
en las cuatro moradas de florencia
y por el otro cuerpo
que también sangra
arrastrado por la turba en el palacio de los obrenovic
el deseado cuerpo de draga

hay un cuerpo más incluso
entre las manos del muerto más reciente
un cuerpo tendido en la siesta de la isla dominica
el cabello mojado sobre la almohada blanca
el azul del fondo
el espíritu de los muertos tiene una armadura negra y las desea a todas
por eso hiere de muerte al que podía disputarle la delicia
de la virgen de la granada
de la niña recién nacida
de la amante amoratada de alejandro obrenovic
de la muchacha de la siesta

tantos han muerto en la aldea de atuana un nueve de mayo y sin embargo
la armadura
la lluvia
la virgen
la hija recién nacida de joaquín nin y castellano
el amoratado cuerpo/ no tienen ojos
más que para uno entre los muertos

así sucede siempre
con los muertos de atuana
los arrastra el acero de la lluvia
el tono dominante del paisaje
la trayectoria detenida del muerto más reciente/ condenado a muerte
por fosilizar el alma de la siesta
de la muchacha de atuana
sin dejar que se evapore en pazla efímera catedral de su pelo mojado


(Muere Gaguin en Atuana mientras El espíritu de los muertos observa desde uno de sus cuadros. Nace Anais Nin. Las turbas matan a Draga, amante esposa del rey de Serbia.)

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miércoles

1902

¿qué hacer
en mil novecientos dos con poco más de treinta años
si faltan quince
todavía?
¿qué hacer
con ese año que fue el futuro algún día y ahora
es la chispa
del futuro que se volverá el irrecuperable?
¿quemarse las manos con el pasado antes de tiempo?
¿mirarse/ el rostro
en el espejo del café de zurich?
¿adivinar en los rasgos de ese reflejo el reflejo de los rasgos
de hace quince años
en otro rostro?
¿la soga en el cuello del hermano condenado por el zar
malfiguran
el recuerdo
incluso?
¿qué hacer
con la pesada carga si todavía no es enero en nizni novgorod?

(Lenin escribe Qué hacer, quince años antes de Octubre, quince años después de la ejecución de su hermano. Morirá mucho más tarde, un enero, en Nizni Novgorod.)

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1901

mil novecientos uno es un automóvil con los faros encendidos que no llegan
a iluminar
la carretera
un pájaro pasa
como una aparición suicida
una mancha
borrosa
encandilada
mil novecientos uno en la viena de mil novecientos uno se contenía
a sí mismo
en esa fugacidad del pájaro
la otra aparición encandilada -marlene- hubiera dado el último centavo
por las aspiradoras a gasolina de gran bretaña
o por la mano de chejov
pero es la carretera en la penumbra todavía
una veta marmolada en el aguardiente anisado de los griegos
que empieza el empeño
de trabarse
con la piedra
de hielo
no se espesa todavía
evanescente veta en la penumbra
podría estar tentado de estrellarse
perder el rumbo
si al final de cuentas es tan poco lo que puede verse
-hasta la reina victoria muere algún día-
la viena de las bodas de anton pavlovich chejov podría ser un comienzo
pero el espectador profana el espectáculo sagrado del suicidio de un pájaro en la carretera oscurecida

y no sucede el árbol
ni la veta encandilada
ni el hielo premonitorio
ni la fugacidad de los imperios en la borrachera de un camerino vacío
detrás de las líneas enemigas

podría ser sagrado con tan poco mil novecientos uno
pero falta el pájaro
el juego de sombras del plumaje desbocado
en la violenta luminosidad de los focos del automóvil
la rústica manera de morir
aplastado contra vidrio
metal
y pavimento
pero tiene miedo y pasa
indicativo
y frágil
como todo


(Muere la Reina Victoria. Se casa Chejov. Nace Marlene Dietrich)

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RLB

Roberto López Belloso (Uruguay, 1969) trabaja como periodista desde los 18 años. Su profesión lo ha llevado a lugares tan diferentes como Nicaragua (donde vivió cuatro años), Bosnia-Herzegovina, Serbia, Croacia, Kosovo, República Checa (donde vivió un año), Macedonia y Haití, entre una treintena de países.
Paralelamente a su profesión de periodista, mantiene ciertas negociaciones con la literatura. No es difícil indentificar los rastros de los Balcanes o de la Europa del Este en sus libros de poesía, tales como poemas encontrados en una sala vacía (Ediciones Imaginarias, 2001 - Mención poesía édita en los Premios Nacionales de Literatura), poemas encontrados en el siglo pasado (Imaginarias/Mascardi&Nash, 20005), poemas encontrados en un año cualquiera (Mención poesía 2002 en el Premio Casa de las Américas) o poemas encontrados en una guía michelin (Premio de la Intendencia Municipal de Montevideo, 2000, compartido). En 2006 recibió el Premio Anual de Literatura en categoría poesía inédita (Ministerio de Educación y Cultura, compartido) por su libro poemas encontrados en la sierra de las ánimas.

1900

(advertencia)

un siglo es algo que pasa/ y cuando pasa/ cuando ya es el siglo pasado/ un siglo es un lugar/ el tiempo es apenas una línea en la que secar lo que alguien encuentra cuando busca dentro de ese lugar que es el siglo pasado/
línea de tiempo desde donde escurre
la ropa
colgada/
lo que queda es la hojarasca/ notas al pie de un largo texto indescifrable/ la sustancia gotea y se encharca y se evapora y se pierde/ lo que queda es lo que no importa ni sirve/
al final el viento se lleva incluso eso/
y lo deja tirado en otra parte/ lejos

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poemas encontrados en el siglo pasado

Palabras preliminares

El libro fue publicado en noviembre de 2005, por Ediciones Imaginarias (Uruguay) en coedición con Mascardi&Nash (Argentina).

Su estructura es sencilla: a cada año del siglo pasado le corresponde un texto. Para evitar las polémicas de almanaque, “1900” se presenta como advertencia y “2000” como epílogo.

Como notas al pie se incluye una línea de tiempo, en la que se ofrece una breve referencia sobre aquél hecho de cada año al que puede, eventualmente, vincularse cada poema.

Casi todo el material fue escrito entre 2001 y 2004. Hay algunas excepciones: “1991” es de 1991, en tanto que “1917” y “1967” también proceden de los años noventa. El primero en tener un año como título fue “1904”.

Durante algunos meses, veinte de estos textos coexistieron con una serie de poemas encontrados en un viaje a los Balcanes, y juntos recibieron una mención en el Premio Casa de las Américas de 2002. Luego, ambas partes se independizaron y se convirtieron en dos libros diferentes. Las páginas balcánicas siguen inéditas, en tanto que la sección del siglo pasado fue creciendo, hasta llegar primero a medio centenar de poemas, estado en el que recibieron otra mención, esta vez en los Premios Nacionales de Literatura 2003. Luego de varias reescrituras y sustituciones llegaron al centenar y adquirieron su forma actual.

Use el vínculo que está al final de este post para comenzar a leer el libro poema por poema

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