viernes

1916

entre dos amores crucificados
van su instante
su hora
su siglo
su culto desmedido a napoleón
su rusia blanca

acaricia la cabeza del muchacho de varsovia
después de los largos paseos por el neva
espera
en el oficio del insomnio
el vagón del tren que la llevará a crimea
los seis dramas en verso
los indicios de la nudez que mejor viste
la experimentación de una actriz de provincia
despiadada
en el placer del texto

como aquella otra herida de los incoloros ojos del diablo
-dogo azulado en los años de la infancia-
sonieshka lastima
el borde que muerde
en el dormitorio de antes del exilio

(Marina Tsvietaieva escribe sus poemas a Mandelstam)

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