viernes

1929

-I-

es el celo del bordeaux la curva del tejido de punto que protege a la mirada del aguijón de la piel que no puede verse -el reflejo del sol en las nieves de noruega no resultatan peligroso como la tersura del torso en la eludida curvatura del tejido- bastaría apartar con la suavidad de un dedo el celo pendiente del bordeaux despejar la niebla del tejido pasar las líneas de la mano por el escenario ritual del cuerpo en una quiromancia que no devela porque ya no hay nada
que deba decirse del futuro

juraría que no importan la desgracia ni la máscara sino el camino que trepa la mirada
cuando aparta el velo
y te deshace

-II-

es el celo del bordeaux lo que te protege de la retratista de moda
de la aristocracia de entreguerras inocente como el nácar de lo oscuro que se avecinaba un martes
el final de fiesta esperaba
discretamente
en el vapor del baño de lánguidas mujeres
apenas sacudido por el golpe sedoso de los cráneos
de los intrépidos acróbatas que se lanzaban sin alas ni redes contra el pavimento de wall street

(Tamara de Lempicka pinta Mujeres bañándose. Wall Street vive su “martes negro”)

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