jueves

1997

en momentos así
la muerte
si no recula
respeta

(fernán silva valdés)

-I-

la noche envuelve la mesa del bar de la prolongada avenida y la prolonga
una copa más antes de irse
habría que pasar el río dieciséis horas en tren hasta mendoza cruzar la
cordillera dejarse llevar por el desierto un día y medio atravesar otra
frontera entrar en la terminal oscurecida y un día más por la angosta
carretera fileteada de abismos y el chofer no tiene más de quince años y
rompe el eje en una curva pero se salva de milagro el autobús de
transportes la perla sembrado de contrabandistas que vienen de arica
con televisores a color y whisky escocés
todo eso habría que hacer
pero haciéndolo incluso
sin romper el eje incluso
sin caer en el abismo
sin ceder un palmo de terreno al cansancio de los conductores y a la mordida
de los aduaneros
sería imposible llegar a tiempo
a sostener su cabeza
cerrar sus ojos con una moneda
o dejar
un puñado de tierra sobre la caja de caoba

-II-

no queda otro recurso
entonces
que brindar
en el lejano bar de la prolongada avenida
por la memoria
del más clemente
(sólo tenía los jirones de un ejército vencido
y la vida
que perdonó
de los rehenes capturados)
y escribir su nombre
en la línea final de un poema

justo él
que llevaba el nombre elegido
por el elegido/
muere
detrás de otro nombre/
evaristo/ acribillado

o callar

callar
ante el sonido ensordecedor con el que muere
en la escalinata imperial
acribillado
ramón cerpa cartolini

(Mueren todos los guerrilleros del MRTA que habían tomado la embajada de Japón en Lima, liderados por Ramón Cerpa Cartolini, Evaristo. Antes de morir le perdonan la vida a sus rehenes)

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