lunes

1983

-I-

estoy buscando una patria y recién ha pasado la una de la tarde/
no es una hora en la que deba buscarse/ pero la estoy buscando/
veo una llanura/
el mar/
y la sangre/
los ecos líticos apenas modificados para el daño/
muescas de piedra en el cuarzo de la punta de flecha/
pero no está en ese comienzo

después veo el metal y el caballo/
no hay esmalte/
se corta/
un momento/
la imagen/ intermitente aparece el metal bajo el herrumbre/
se refleja/ mi rostro/ en la vitrina del museo

en la otra sala están las paredes cubiertas de óleos apagados/
en la tibia superficie del húmedo arenal veo las huellas
de la agraciada/
estáticos
esperan
los acordes del salmo/
y al lado el grito y el campamento y la batalla/
sólo en uno/ se adivinan las pinceladas eléctricas/ y el trazo
casi impresionista/ pero no/
no es acá donde voy a encontrarla

-II-

la tarde baja en las calles de la que fue montevideo/
ciudad encerrada entre puertos y celdarios/
donde sólo puede salvarse quien se equivoca de mesa
en el bar de la cita vendida al enemigo

no hubiera podido encontrarla/ esta tarde/
más que en el rojo esmeralda de la bisnieta de artigas/
educada en parís/
donde mueren los siglos de una forma inadecuada/
pero todavía no es ella/

estoy buscando una patria y no hablo su mismo idioma/
me la trajeron a destiempo/
la dejaron entre los almohadones de plumas donde se dejan
a descansar las patrias/
mientras el grito se desangra en la frontera/
¿dónde está bonaparte que debería haberla envuelto
en el sudario de santa helena?/
¿quién ha visto una patria que haya nacido
de algo diferente que la espada de ese jirón de córcega?

veo una llanura/
el mar/
y la batalla/
intermitente aparece la sangre/
agraciada/ la nieta del grito se corta/ un momento/
como muesca de piedra

(Visita al museo de historia, en tercer año de liceo)

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