martes

1949

veinte años buscando el camino a la rusia prometida dejan un helado sabor
en la garganta
la entraña de la nieve se deshace
mojando el rastro de la paginación acumulada que vaga el campo
ahogado antes de ser siquiera escrito el libro
-para no volver dejó la casa del exilio donde lo atesoraban entre excusas-

mientras fuera sólo manuscrito quedaba una chance de encontrar
al fin de cuentas el camino/
junto al muelle la paciencia era posible/
pero ahora
de alguna manera indefinida
el mar
se recoge
y no sabe decirlo por sí mismo

rendido
para no escuchar de nuevo el llamado la voz
ni el eco de lo que se deshace en cada paso de la memoria
se deja envolver por la deshecha entraña de la aldea abandonada
rendido escucha
por última vez
el rojo del cuerpo en la vela que se apaga en cada paso
se deshace
en la nevada entraña del libro
que vaga
en lo deshecho
lo escucha
por última vez
lo sacrifica

(Después de veinte años, Milos Cernianski termina su novela Migraciones)

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