viernes

el pavimento inabarcable del aeropuerto de barajas
es la pampa
como una sevillana al cinto la tropa de acero brilla
con cada golpe de sol que atraviesa la alambrada

recortándose contra nada
en barajas pastan los siete cuatro siete

solo
en la inmensidad gris del horizonte
el jinete desmonta
mira la pista y no es más que la llanura
la suave
la áspera
la ganada al mar
la inmaculada
la pampa verdadera

sobre el gris asfáltico un punto rojo apenas definido
como si no fuera otra cosa que el cuerpo de seda de un instrumento de precisión
a lo lejos ella embolsa el viento
le toma el pulso
se deja mirar
arrinconada y lejana:

en medio del pavimento inabarcable del aeropuerto de barajas
sin otro motivo que el paisaje
ella camina sin prisa rumbo a estación abrojales
dejándole entre las manos
al jinete
la imagen –memoria en sepia oscuro-
de sus ojos entornados
mientras le hablaba de varsovia
y leningrado